Este escrito comprende dos fuentes de información, de las cuales me he valido para poder hacer una aproximación acerca del proceso creativo en la pintura de Eugenio Brito Honorato.
Por un lado está la fuente testimonial, en donde soy testigo presencial de las innumerables ocasiones en que le vi trabajar (en su obra), en que le acompañé, en que le ayudé e incluso aprovechando su ausencia, pintando en su obra; creyendo que no se daría cuenta, según yo.
La otra fuente, es la investigativa, en la que posterior a su muerte, voy reconstruyendo su historia en torno al numeroso material que dejó en fotografías, escritos, apuntes, bocetos, entrevistas, catálogos, cartas, etc., etc., etc.
El Testimonio.
Innumerables son los recuerdos que tengo de mi padre, innumerables son las conversaciones que tuvimos; las ocasiones en que le vi pintar, bosquejar, investigar, pues si algo me quedó grabado en mi retina y en mi ser, fue el hecho de que una pintura es fruto de un largo proceso creativo, de reflexión, de decantación de ideas, las que se concretaban por medio del lenguaje escogido por el artista, en este caso, el lenguaje de la pintura.
Quiero aclarar, eso si, que este testimonio comprende aproximadamente sus últimos 10 años, que van desde 1974-75 a 1984, año de su fallecimiento, y en este lapso de tiempo recuerdo muy bien la realización de varias de sus pinturas; y en su totalidad la realización de su última serie de obras, llamadas por él “Divertimentos”, las que pude tener entre ceja y ceja desde su inicio, desde su gestación como idea, hasta verlas hecha obra.
Él se planteaba temas, que eran interrogantes, cosas que le inquietaban, en los cuales había un hilo conductor que todo lo unía: el Hombre. Él apelaba al hombre como ser universal, con su afán de búsqueda de ideales y de trascendencia, de ir más allá, el cual se ve enfrentado a la realidad, construida por el mismo, y que como un absurdo, muchas veces impone normas y reglas; sinsentidos que terminan por el sometimiento y reducción de los valores más esenciales del hombre. Es lo que se puede denominar “deshumanización del hombre, por el hombre”. Es reducirle a cifra, a mero objeto, a un engranaje más de la maquinaria sistémica, privándole de libertad, de identidad y de poder de decisión; olvidando, tal como él dijera, que ese hombre fue un ser pensante, sufriente y gozoso.
Su pintura es reflexiva, llama a detenerse, a pensar, a preguntarse; despierta inquietudes e interrogantes que tocan con el plano metafísico, en cuanto a la existencia y a la misión del hombre en el mundo. Alguna vez le escuche decir: “veo al artista no como un ente alejado de la realidad, sino que lo veo como un ser con los pies muy bien puestos en la tierra”, él (artista) tiene una importante misión que cumplir, debe ser el moderador, debe situarse en lo justo.
Los temas que se iba planteando, en los que el Hombre siempre fue el motivo central, los iba madurando lentamente, los iba desarrollando tanto en idea, como en los numerosos bocetos que realizó para cada pintura. En ese sentido era muy disciplinado, muy ordenado y riguroso, sin dejar, eso si, la libertad necesaria para todo proceso creativo.
Testigo de su obra.
Como no olvidar verle pintar, mientras yo hacia mis deberes escolares, o simplemente le acompañaba. Me gustaba mucho estar a su lado, conversar con él y ver como nacía una pintura. Me causaba gran asombro sus silencios y su lucidez frente a la obra que realizaba en ese momento. Si bien su pintura era “racional” por decirlo de un modo, daba lugar para la “irracionalidad” o mejor dicho, como él mismo decía “pinto la realidad de lo irreal”.
Recuerdo muy bien verle realizar “Antigua Casona de Hualqui”, de la serie “Radiografías al Tiempo”, en donde pude ver desde el boceto “in situ”, y como este lo fue desarrollando y madurando hasta llevarlo a la tela. Ahí me quedo grabado en la retina que su obra es fruto de un largo proceso reflexivo y de decantación de ideas.
Los Divertimentos.
Los Divertimentos corresponden a su última serie de pinturas, en las que él mismo decía “un aro en el camino”, pues su obra hasta antes de esta serie, era por decirlo de un modo, monumental, metafísica y con esta nueva temática nunca antes abordada por él, vino a dar una visión un tanto más “lúdica” en su pintura. Para realizar esta serie se inspiró en los recuerdos de infancia, en esas cosas que se guardan en el baúl de los recuerdos, ya que abordó temas donde abundan aquellas muñecas con las que jugaban nuestros abuelos, esas postales de saludos llenas de grecas, el pájaro de la suerte y el ángel guardián entre otros temas.
¿Qué lo motivó a este cambio en su temática? ¿Era un presagio de su pronta partida? Yo creo que si, pues mi padre era de esas personas que tienen ese “pulso interno”, esa voz misteriosa y lucida a la vez que le hablaba en su interior, que lo iba guiando en su quehacer artístico y personal. A esas alturas él ya estaba enfermo de sus pulmones, y que curioso ver en esas pinturas, prácticamente en todas, la presencia del cielo…¿Habrá sido por ese aire que sus pulmones le negaban? o ¿era que ya presentía el llamado al más allá? También me llamaba la atención la prisa que tenía para concluir esta serie, era como si tuviese una fecha que cumplir, y en la cual tenía que concluir esta misión. Es cierto, estaba pintando contra el tiempo, pues él ya presentía el llamado al que todos nosotros estamos llamados en algún momento.
La Investigación.
Paso un tiempo largo desde su muerte, para que yo volviese a encontrarme nuevamente con él, pero esta vez a través de lo que el dejo como testimonio y obra; bocetos, escritos, fotos, cartas, apuntes, entrevistas, etc., etc., etc. Fue un reconstruir su vida, su pensamiento, su cosmovisión. Fue un recordar también. Pude conocerlo mejor, pude entender su obra, su proceso creativo, las etapas y las diversas facetas que tuvo. Pintor, muralista, escultor, ceramista, diseñador, grabador, investigador y coleccionista.
Su visión antropológica-humanista de la existencia le hizo ser un crítico de la sociedad y del hombre contemporáneo, por medio de su obra y de su pensamiento; “El hombre (contemporáneo) se ha dejado meter en un archivo como si fuera un documento inservible”, dice él artista. Quiere criticar calladamente la enajenación humana, la reducción del hombre a número frío”.
Eugenio Brito Figueroa, hijo de Eugenio Brito Honorato. Es Artista visual (pintor, escultor y restaurador.
Este artículo es parte del Libro “Eugenio Brito, Una mirada personal”, autora Paula Brito Figueroa. 2010.