Los murales de Eugenio Brito en Concepción son cinco: “Hacia la luz del conocimiento”, “Las tres Pascualas”, “Simón Bolívar”, y los de la Iglesia del pueblo de Rere y el del Kindergarten del Colegio Alemán. Todos conocidos e importantes. De temáticas diferentes entre ellos, difieren también en técnicas y en su concepción. En ellas no se percibe influencia de González Camarena o de lo mexicano, ascendiente que sí aparece en su obra de caballete, la de la época más cercana al trabajo que realizó con el autor del mural de la Casa del Arte. Pero logra liberarse pronto, adquiriendo sus obras las características con las cuales fue conocido.
El Mural Simón Bolívar es quizás el primero de los realizados por el artista en la zona de Concepción. Hecho con la técnica del mosaico ocupa el muro frente a la puerta de entrada del hall de la ex Radio Simón Bolívar, donde hoy funcionan oficinas de Gendarmería, siendo difícil verlo porque lo cubren muebles, pero aparentemente no ha sufrido daños. Las teselas de este mural abarcan grandes planos de color que se distribuyen armónicamente con un modelado suave. Al centro y de pié se ve al héroe Simón Bolívar con su atuendo militar, la mano izquierda posando sobre el pomo de su espada, la derecha, cogiendo las bridas de su caballo blanco. A los lados se ven zonas de color franqueadas por lanzas, gallardetes y cabezas de caballo que se integran al color dominante y, como envueltos en cintas o nubes, soldados que parecen flotar.
El Mural Iglesia de Rere, a su vez, se acerca más a un cuadro de caballete que a lo propiamente muralístico. Las soluciones plásticas son menos elaboradas. Fue realizado al fondo de la iglesia del pueblo rural Rere, encima del altar y en un formato triangular, por sobre todo el ancho de la construcción. Relata la historia del poblado, en dos secuencias que separa la ventana, contemplando la de la izquierda su pasado, y la de la derecha, el presente. El ventanal, casi redondo, separa los espacios en partes iguales. Fue trabajado con acrílicos sobre planchas de madera aglomerada. Encima del marco de la ventana pintó el autor gavillas de trigo, de las cuales surge una mano portando espigas.
“Hacia la luz del conocimiento”, es una obra también ejecutada con la técnica del acrilato sobre placas de madera aglomerada. Abarca quince metros cuadrados de superficie y fue proyectada originalmente para ocupar uno de los muros de la biblioteca de la Universidad Técnica “Federico Santa María”, Sede Rey Balduino, en Talcahuano. Lugar donde se exhibió por varios años, siendo después trasladada al hall de acceso del plantel, y suspendida en altura, hasta ser finalmente adosada al muro de uno de los extremos del mismo hall. Pensada para una Biblioteca, convierte al libro en protagonista principal, simbolizando la historia de la humanidad. Se advierte mayor complejidad en los contenidos y en lo formal, utilizando el autor, junto a la pintura, por ejemplo, el collage que la enriquece, pero que la hace también más propensa al daño. Detalle no menor, ya que mediante este mecanismo aparecen recreados los grandes personajes de esta historia universal, en figuras de papel adherido sobre la pintura que hoy se ven muy dañadas, en parte con trozos de material desprendido. La obra en general se aprecia deteriorada, pues también las uniones de las tres placas de madera presentan zonas blancas. Descuido que se agrava por el hecho que, para fijarla mejor al muro donde ha sido finalmente localizada, se utilizó un tornillo sin tener la precaución de cubrirlo.
“Las tres Pascualas” es quizás el mural más interesante y complejo de los cinco realizados por Eugenio Brito en la zona, con su colorido atenuado e inmerso en azules y ocres agrisados, donde destacan las figuras con sus volúmenes netos sobre el plano y le confieren a la obra una presencia notable. Es un hermoso lugar cerámico de dieciocho metros cuadrados y se ubica en el muro del fondo de la escalera interior de acceso al segundo piso en la galería universitaria de Concepción. Ilustra una conocida leyenda local basada en tres mujeres que murieron ahogadas por amor, según dicen, en la laguna que de ellas tomó su nombre.
Diagramado en toda su extensión con figuras geométricas planas realizadas con la técnica del mosaico, proyecta sobre éstas tres planos alargados, de color azul los laterales y el del centro, con matices ocres y rojizos. La parte alta consta de una serie de planos geométricos, rectángulos y cuadrados de tamaños diversos y con triángulos inscritos, siendo el mayor de color blanco que en la parte superior se une a los otros mediante una figura circular que sugiere la luna rompiendo el juego de planos y líneas rectas. Sobre los tres planos rectangulares del centro están situadas en relieve acentuado las tres figuras que constituyen el tema del mural. Sus formas alargadas provocan una dimensión de monumentalidad. Realizadas en cerámica, cada una consta de varias piezas ensambladas y coloreadas con esmaltes azules y ocres. El modelado busca la síntesis y remarca el volumen de modo que las figuras semejan esculturas que parecen ascender en el aire gris, impresión realzada por seis pájaros en vuelo, también en relieve y colores muy parecidos a los usados en las figuras, dinamizando el plano blanco que cruza el muro.
El “Mural del Colegio Alemán” fue el último de los realizados por Brito. Consta de pequeños planos rectangulares portadores de elementos en relieve. La segmentación de planos coloreados confiere a la obra dinamismo, y los elementos que se inscriben en ellos ilustran el espíritu para el cual fue creado. Concebido inicialmente sobre un muro rectangular para la parte alta de la fachada del edificio que hasta el año 2008 ocupaba el Colegio Alemán en la ciudad de Concepción, no rompía las líneas generales del edificio que fue su soporte original. Sus doce metros cuadrados fueron trabajados en la técnica del mosaico. De colorido alegre y acentuado sentido ornamental, comprende figuras o elementos que habitualmente animan el mundo infantil, realizadas en diseños simples, planos, de mucha frescura y riqueza visual: imágenes de largos tallos con flores y hojas de rigurosa geometría, rígidos soldados de juegos de palitroques, estilizadas mariposas de alegre y sugerente colorido, hormigas y casas simulando castillos. Las figuras sobresalen del plano enriqueciendo la superficie del mural. Este, trasladado al edificio nuevo que alberga hoy al Colegio Alemán en la comuna de San Pedro de la Paz, ha quedado posado en el suelo, logrando una mayor cercanía con el espectador.
Albino Echeverría, pintor, profesor y restaurador vinculado por muchos años al Departamento de Artes Plásticas y a la Pinacoteca de la Universidad de Concepción.
Este artículo es parte del Libro “Eugenio Brito, Una mirada personal”, autora Paula Brito Figueroa. 2010.