Viaje a Belgique

2-III-1954: Paris.

El tren parte a las 8 AM y como el tren deja Paris aparecen los suburbios industriosos que rodean la ciudad. Campos con casa diseminadas por todos lados tengo a mi vista y siempre presente el ambiente fabril de Paris. Campos muy extensos cruza rápidamente el tren (¿?) (¿?) (¿?) conduce a Belgique. Después de una hora y media de haber dejado Paris el tren detiene su marcha en St Quintin. Una gran abadía gótica se alza sobre una colina en cuyo faldeo mil casas se agrupan en pintoresco enjambre. Al otro lado se levanta otra Iglesia gótica de menores proporciones. El tren sigue andando por medio de campos muy extensos que me recuerdan los campos chilenos, mujeres que trabajan la tierra, animales que pastan y pequeñas casas pintorescas veo. De vez en cuando dormito pues mi agotamiento embota mis sentidos que piden reposo. Veo árboles desnudos que me sugieren formas; se retuercen adoloridos y uno que otro se (despereza?) después del frío (niño?) invernal que termina. Veo lagunas y canales rodeados por árboles escuálidos que miran su silueta descarnada en el espejo del agua. Después el tren se arrastra pesadamente para no turbar el trabajo de obreros ferroviarios que trasladan fierros de un lugar a otro. Llego a una estación y escucho una por un parlante la voz de un francés que anuncia la Aduana y la fracción del tren. La parte en que viajo sigue sin ser molestada por Aduana. Luego veo una negra ciudad tal vez más negra que el carbón que sale de subterra: muy grande parece interminable. Fabricas la rodean y negras como la mancha del pecado. El tren ahora se detiene y de esta ciudad se llama: (——–).

El tren sigue y ahora veo a las afueras chimeneas esqueléticas que se levantan como animas en pena: las fábricas a que ellas pertenecían seguramente callaron en la guerra: restos de ellas quedan. Ahora son las 11:10 AM y el tren esta detenido en Jeumont y aquí viene la Aduana Francesa y Belga. Mucho rato de espera y al fin el tren parte a las 11:40. Apenas el tren parte se detiene en una pequeña estación de territorio Belga. Sigue la procesión siempre cambiante del exterior del tren: veo árboles que marchan en filas de dos, de cuatro o más. Parecen vencidos en algún combate de guerra o de hambre, flacos esqueléticos siguen marchando. Veo ahora pequeños villajes separados por canales y puentes que se abrazan sin llegar a unirse. Veo montañas con entrañas partidas y que abortan materias de progreso para el hombre. Veo enjambres de canales que se cruzan y compuertas que se cierran.

Conoce más