Murales México- Chile, 1964-1965
Concepción, Chile. Ciudad de México y Cuernavaca, México.
El Plan Chileno-Mexicano de Cooperación Fraternal, 1960-1964, nació a causa de la gran catástrofe por el terremoto ocurrido en mayo de 1960. México, como otros países, acudió en auxilio de Chile y de la región devastada por el mayor sismo registrado.
Una vez que las necesidades que requerían celeridad y urgencia estuvieron solucionadas, se pensó en el Plan Chileno-Mexicano como un ejemplo de colaboración permanente y constructiva entre dos países hermanos. Este Plan se desarrolló principalmente en las regiones afectadas desde Puerto Mont a Valparaíso, abarcando 8 provincias y 16 ciudades o comunas. México entregó su ayuda por avión y, principalmente, a bordo del barco “Tabasco”; el cual dividió la ayuda en dos partes: la primera se trató de auxilios inmediatos proporcionados al sur de Chile entre agosto y diciembre de 1960. La segunda ayuda consistente en especies de consumo necesario y materiales de construcción.
El Plan contemplaba como fecha de término el 2 de noviembre de 1964, correspondiente a la finalización del mandato constitucional como Jefe del Estado chileno de S.E. don Jorge Alessandri Rodríguez. También, coincidentemente, con la culminación del periodo presidencial del mandatario mexicano señor licenciado Adolfo López Mateos, el cual expiraba el día 1° de diciembre del mismo año.
Muchas de las obras edificadas estaban construidas y funcionando al término de dicho Plan de Cooperación, sin embargo, los murales se finalizaron con posterioridad, ya que dependían de que los muros debían estar construidos y preparados para ese fin. Los artistas convocados para los diferentes murales fueron Juan O’Gorman, María Matner y Roser Bru. Además de Jorge González Camarena y sus colaboradores quienes dejaron plasmado en uno de los muros de la Casa del Arte “José Clemente Orozco”, de la Universidad de Concepción el mural “Presencia de América Latina”. La monumental obra pictórica se ubica en uno de sus muros interiores, pensado y diseñado especialmente para dicho mural. El proyecto arquitectónico fue realizado por los arquitectos Alejandro Rodríguez y Osvaldo Cáceres, el cual se comenzó en 1963 y se finalizó en 1965.
En este último mural participa Eugenio Brito Honorato como uno de los colaboradores del maestro Jorge González Camarena.
Encuentro con el Maestro Jorge González Camarena.
Dentro del marco del Plan de Cooperación Chileno-Mexicano, la OPIC, Organismo de Promoción Internacional de Cultura de la Cancillería Mexicana, a cargo de todas las actividades que se desarrollaban en Chile con motivo del Plan de Cooperación mencionado; invita a los artistas Albino Echeverría y Eugenio Brito quienes junto al apoyo de la Universidad de Concepción viajan a México para conocer al maestro Jorge González Camarena, trabajar con él en los murales que estaba elaborando en su país, conocer sus técnicas y conceptos. (Fotos 1, 2 ,3)
Fue así como en México realizaron el mural “La cultura como todas las razas del mundo”, ubicado en la sala Introducción a la Antropología en el Museo de Antropología de Chapultepec. Así mismo elaboran el mural “Coatlicue” para el Museo de Arte de Cuernavaca. “A Albino y a mí nos había elegido la Universidad para viajar por cuenta de esta casa de estudios, e invitados al mismo tiempo por la OPIC, a cargo de todas las actividades que se desarrollaban en Chile con motivo de los sismos que habían afectado a la zona en los años ’60. Así pudimos ir a México y empaparnos del estilo del maestro, trabajar con él en murales que estaba haciendo en su país, conocer sus técnicas y los conceptos que manejaba. Creíamos estar en posesión de cierto conocimiento, pero no fue así. Recuerdo que el primer intento para colaborar en el mural del Museo de Antropología de Chapultepec fue realmente duro, al menos para mí”. (Este y otros párrafos son extracto de entrevista en radio Universidad de Concepción en el programa “Al pie del Campanil”, conducido por el libretista y locutor Francisco Miguieles, durante el aniversario de los 18 años del mural, en 1983).
La novedad para los dos pintores chilenos una vez arribados a México, junto con conocer al maestro González Camarena fueron las pinturas acrílicas: “Para nosotros era algo nuevo. Poco conocíamos de ellos. Allá aplicamos materiales que, en Concepción, por la extensión del mural permitió conocerlos mucho más a fondo y descubrir sus posibilidades. En realidad, tienen mucha semejanza con el fresco, aunque no en el vigor de la técnica, pero el resultado es semejante. La pigmentación es la tradicional de toda pintura, pero el vehículo es un vehículo plástico moderno, actual, probado y de amplia seguridad de duración. Esto último se ha comprobado, ya que este mural, en sus 18 años, ha mantenido intacta su coloración. Esa es una prueba evidente de su durabilidad y nobleza.”